Un lipoma es un tumor benigno que se desarrolla a partir de las células grasas. Aunque son comunes en perros, los lipomas son menos frecuentes en gatos. Suelen aparecer en gatos de mediana edad o mayores.
Los lipomas suelen ser blandos, móviles y se encuentran debajo de la piel. Las ubicaciones comunes incluyen el pecho, el abdomen, el cuello, la espalda y la parte superior de las patas de los gatos. El tumor suele tener la misma temperatura que la piel circundante y la piel que lo recubre tiene un aspecto normal, sin lesiones. A veces, los lipomas pueden ser más firmes y adherirse a los tejidos circundantes. En casos raros, si el tumor crece demasiado, puede necrosarse debido a la falta de suministro sanguíneo.
La causa exacta de los lipomas en gatos aún no se comprende completamente. Sin embargo, los gatos obesos y con sobrepeso tienen un mayor riesgo de desarrollar lipomas en comparación con los gatos con un peso saludable.
Cualquier bulto nuevo o cambio en el cuerpo de un gato debe ser revisado por un veterinario. Para diagnosticar un lipoma, los veterinarios suelen realizar una aspiración con aguja fina (AAF). Este procedimiento consiste en tomar una muestra de células del tumor con una aguja, luego teñirla y examinarla bajo un microscopio. En algunos casos, para un diagnóstico definitivo, puede ser necesaria una biopsia de una muestra de tejido más grande.
La mayoría de los lipomas en gatos solo requieren seguimiento y no necesitan tratamiento, a menos que causen molestias debido a su gran tamaño o ubicación inconveniente. La tasa de crecimiento de los lipomas suele ser bastante lenta. Sin embargo, si el tumor es grande, crece rápidamente o invade los tejidos circundantes, puede ser necesaria la extirpación quirúrgica. Los lipomas invasivos son más difíciles de extirpar quirúrgicamente y tienen más probabilidades de reaparecer. El diagnóstico preciso es muy importante para distinguir un lipoma de un liposarcoma (lipoma maligno), ya que los tratamientos para estos dos tipos de tumores son completamente diferentes.
Si se elige un enfoque de tratamiento conservador, debe controlar de cerca el tamaño y la tasa de crecimiento del lipoma de su gato cada tres meses y registrar la información. También es importante registrar cualquier cambio en la forma, la firmeza o las lesiones en la piel. Estos cambios pueden ser una señal de que es necesario reevaluar el tumor mediante una biopsia. Los lipomas en gatos no desaparecen por sí solos, pero pueden encogerse si el gato pierde peso. Aunque los lipomas son benignos y no hacen metástasis, es peligroso autodiagnosticarse. Un tumor blando que se parece a un lipoma aún podría ser un tumor maligno.