El paladar blando, una parte de la cavidad oral ubicada detrás de la úvula, juega un papel crucial en la transmisión del virus de la gripe A. Investigaciones muestran que el virus de la gripe A, inicialmente con preferencia por unirse al ácido siálico α2,3, puede evolucionar rápidamente para unirse al ácido siálico α2,6, un tipo de receptor común en humanos. Este cambio permite que el virus se transmita eficientemente por el aire.
El paladar blando en hurones, cerdos y humanos comparten la presencia de ácido siálico α2,6 de cadena larga en la superficie de la orofaringe. Se ha descubierto que el virus de la gripe A con capacidad de transmisión aérea muestra un aumento significativo en el paladar blando de los hurones apenas 24 horas después de la infección. Esto indica que el paladar blando es un punto clave en el proceso de selección natural, donde el virus muta para adaptarse y propagarse a nuevos huéspedes.
El ácido siálico α2,6 de cadena larga, el receptor preferido del virus de la gripe en humanos, se encuentra abundantemente en la superficie del paladar blando. El virus de la gripe A, que inicialmente podría unirse solo al ácido siálico α2,3, común en aves, tiene la capacidad de mutar para unirse al α2,6. Esta adaptación permite que el virus supere las barreras de especies y se propague eficazmente entre humanos.
El descubrimiento del papel crucial del paladar blando en la transmisión del virus de la gripe A abre nuevas vías en la investigación y prevención de epidemias. La toma de muestras del paladar blando en modelos animales puede ayudar a los científicos a comprender mejor los mecanismos de evolución y transmisión del virus, y así desarrollar tratamientos y vacunas más eficaces. Esta investigación también destaca la importancia de una vigilancia estricta de la evolución del virus de la gripe A y su interacción con los receptores en el cuerpo humano.