Una dieta blanda consiste en alimentos suaves y fáciles de digerir, y se indica para personas que no pueden tolerar alimentos con texturas normales o muy condimentados.
Los profesionales de la salud suelen recetar esta dieta a personas con ciertas afecciones médicas o que se están recuperando de una cirugía. La dieta blanda se utiliza en diversos entornos, incluidos hospitales, centros de atención a largo plazo y hogares. Por lo general, esta dieta se sigue a corto plazo, desde unos pocos días hasta varias semanas, aunque algunos casos pueden requerir seguirla durante más tiempo.
La dieta blanda se utiliza comúnmente para tratar los trastornos de la deglución, conocidos colectivamente como disfagia. La disfagia es común en adultos mayores y personas con trastornos neurológicos y enfermedades neurodegenerativas.
En 2002, la Academia de Nutrición y Dietética publicó la Dieta Nacional para la Disfagia (NDD), que incluye varios niveles de dietas para la disfagia:
- NDD Nivel 1 – Puré: Textura uniforme, similar al pudín, que requiere muy poca masticación.
- NDD Nivel 2 – Mecánicamente alterada: Alimentos húmedos, cohesivos, semisólidos, que requieren cierta masticación.
- NDD Nivel 3 – Avanzada: Alimentos blandos que requieren más masticación.
- Regular: Permite todos los alimentos.
Si bien el propósito de las dietas de textura modificada es reducir el riesgo de aspiración y neumonía en personas con disfagia, la investigación actual sugiere que alterar la textura de los alimentos puede llevar a una peor calidad de vida y desnutrición, lo que destaca la necesidad de más investigación.
Además de la disfagia, la dieta blanda también se receta a personas que se han sometido recientemente a una cirugía oral o de mandíbula que afecta su capacidad para masticar. Por ejemplo, las personas que se han sometido a la extracción de las muelas del juicio, cirugía maxilofacial mayor o implantes dentales pueden necesitar seguir una dieta blanda para promover la curación.
La dieta blanda también se utiliza como dieta de transición entre una dieta líquida completa o una dieta en puré y una dieta regular en personas que se han sometido a cirugía abdominal o se están recuperando de una enfermedad gastrointestinal para permitir que el sistema digestivo se recupere de manera más efectiva.
Además, la dieta blanda puede recetarse a personas que están demasiado débiles para consumir alimentos regulares, como las que están en quimioterapia, así como a personas que han perdido la sensibilidad en la cara o la boca o que no pueden controlar los labios o la lengua debido a un derrame cerebral.
Aunque las dietas blandas utilizadas tanto en entornos clínicos como domésticos pueden variar, la mayoría de las dietas utilizadas a corto plazo son bajas en fibra e insípidas para facilitar la digestión y la comodidad de la persona que hace dieta. Cabe señalar que algunas personas deben seguir una dieta blanda durante más tiempo. En estos casos, la dieta puede contener más fibra y ser más abundante que una dieta blanda utilizada a corto plazo.
La dieta blanda, o Soft Food Diet, es una parte importante del proceso de recuperación de la salud para muchos pacientes. Comprender bien esta dieta ayuda a los pacientes y a sus familiares a brindar una mejor atención, garantizando la nutrición y la seguridad para la salud.